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Herramientas de un técnico de sonido. El loudness

En el mundo de la actual industria musical, parece que cuanto más fuerte suene algo, mejor será. Pero no siempre funciona así, y es lo que diferencia una buena canción y lo que destaca de un buen técnico de sonido, como bien saben nuestros alumnos del máster. Aquí os explicamos cómo hacer que nuestra mezcle suene más fuerte sin perder la calidad utilizando el loudness.

En los últimos artículos de sonido hemos hablado sobre la mezcla y cómo crear espacio y profundidad en ella, pero en este caso hablaremos sobre el “loudness” o nivel de volumen percibido.

Para empezar, debemos hacer una diferenciación entre el volumen o amplitud y el “loudness”. Mientras el primero es el nivel de volumen de algún sonido o instrumento, el segundo es el nivel al que se percibe. Tiene un papel fundamental en la parte final del proceso de mezcla, cuando estamos preparando el playback para que se escuche lo más alto posible. La idea es que en esta parte podemos personalizar cómo se oyen los sonidos controlando el “loudness”.

Actualmente, la mayoría de canciones comerciales suenan muy alto, por lo general, y es algo corriente que los productores quieran que sus temas se oigan lo más alto posible. Sin embargo, existe un límite de nivel que un archivo digital puede almacenar y no puede sobrepasarse porque generará distorsiones armónicas. 

Por tanto, una buena mezcla no es aquella que suene más alto, sino aquella que suene bien y sea agradable al oído. Y eso no se consigue subiendo el volumen, aunque la tendencia es que nuestras mezclas tengan un “loudness” elevado. Estos son 5 consejos para incrementar el “loudness” en nuestra mezcla.

1. La paradoja de la cantidad. Básicamente, en el mundo de la acústica, cuantos más instrumentos tengamos más nivel de sonido podremos obtener, pero en la realidad, cuando trabajamos con el audio digital tenemos un límite en la amplitud y este límite viene dado por la cantidad de instrumentos que incluyamos.

En el digital, debemos trabajar el “loudness” muy cuidadosamente, porque una sola voz y una guitarra pueden llenar todo el nivel de “loudness” que podemos tener, incluso más que una banda, y más aun si incluimos batería. Si queremos aumentar el “loudness”, tendremos que minimizar el uso del nivel en ciertos instrumentos o empujar los elementos que no sean importantes hacia la parte de atrás en nuestra mezcla.

2. EQ: La curva de Fletcher-Munson. No todas las frecuencias se crean al mismo nivel, y la curva de Fletcher-Munson representa muy bien cómo percibimos distintas frecuencias que tienen la misma amplitud. Somos más sensibles a las frecuencias entre 1 y 4 kHz, y dejamos de percibir mucha información cuando entramos en los rangos bajos de frecuencia por de bajo de 80 Hz.

Esto significa que podemos tener un “loudness” mayor para nuestro playback si enfatizamos en las frecuencias altas entre 1 y 4 kHz, pero tiene ciertos inconvenientes. Sobretodo porque en este rango de frecuencias están los sonidos que más cargan el oído y pueden cansar al oyente mucho más rápido. 

El otro lado de la curva de Fletcher-Munson, hace alusión a cómo trabajar las frecuencias más bajas en nuestra mezcla. Estas frecuencias bajas son más pesadas y cuando intentamos que tengan un nivel de amplitud igual que los rangos altos, ocupan un espacio mayor.

Para eso usamos los sobretonos, que consiste en los armónicos del bajo y el bombo, de manera que tengan más presencia sin aumentar el nivel. Para un bajo, los sobretonos rondan los 400 Hz, para el bombo, está entre 150 y 250 Hz, que son las frecuencias más altas de estos rangos bajos. No tendremos mucha pegada, pero aumentaremos el “loudness”.

3. Compresión. El "loudness" también tiene que ver con el tiempo que percibimos cierto sonido de una forma concreta. Dos instrumentos que den un pico de -10 dbs no sonarán igual si uno dura 1 ms y otro dura 3 ms. Esto se explica con el nivel de "peak" y el RMS, el primero indica cuanta amplitud hay en el punto más alto y el segundo describe cuanta amplitud se genera en un espacio de tiempo. Las baterías, por ejemplo, tienen picos y caídas muy rápidas, por lo tanto llenan nuestro espacio para la amplitud muy rápidamente. Saber manejar las baterías en el sonido, tendrá una enorme influencia en cuanto "loudness" podremos conseguir en nuestra mezcla.

La compresión es una forma eficaz y sutil de controlar el nivel de peak en las baterías, poque básicamente atenua las partes más altas de esos sonidos sin perder volumen. Esto funciona así para el resto de la mezcla, en general pero también es un arma de doble filo. Usar compresión puede hacer más pequeña la diferencia entre las partes más altas y bajas en volumen. Sin embargo, esta diferencia es la que da contraste y dinamismo a la mezcla.

4. Claridad: reducir el enmascaramiento. A menudo, unos instrumentos se solapan unos con otros y queremos subir el nivel del que queda detrás, llenando así mucho espacio de nuestra amplitud total y perdiendo mucha compresión al final. Así es como una mezcla se vuelve distorsionada y es algo que debemos evitar. Simplemente, debemos tener en cuenta que no siempre es mejor quitar algo, sino que está ahí por la emoción y la vibración que otorga.

La claridad es una parte importante de la mezcla y si queremos que la nuestra suene a un buen nivel, debemos cuidarla.

5. Distorsión. La distorsión añade energía armónica al sonido y, en consecuencia, aumenta el "loudness". Se aprecia muy claramente en el dubstep, donde hay un montón de guitarras distorsionadas que nos parece que suenan a un nivel muy alto. Es por toda esa energía armónica.

Podemos añadir cierta distorsión a cualquier elemento de nuestra mezcla, como saturando nuestros sintes limpios, o en paralelo en nuestro bajo. Si la usamos correctamente podemos darle más textura a nuestros sonidos. Pero un exceso de distorsión puede convertirse en ruido y por eso debemos asegurarnos de que sigue el camino de la propia canción.